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Doñana - Bajo Guadalquivir

I. LOCALIZACIÓN

La demarcación paisajística de Doñana-Bajo Guadalquivir engloba tres provincias andaluzas: la zona suroeste de Sevilla, donde se ubican municipios como Coria del Río, Los Palacios, Lebrija, Trebujena o Las Cabezas de San Juan; el extremo suroriental de Huelva, en el que se incluyen las localidades de Almonte, Matalascañas y Mazagón; y el municipio gaditano de Sanlúcar de Barrameda, donde tiene lugar la desembocadura del río Guadalquivir. Más allá de este punto, se extiende el Océano Atlántico.

Dentro de esta demarcación se ubica el espacio natural de Doñana, comprendido tanto por el Parque Nacional de Doñana, creado en el año 1969, como por el Parque Natural de Doñana, establecido en 1989 y ampliado en 1997. Dado el predominio de los paisajes naturales, que a diferencia de otras regiones no han sido extremadamente antropizados, no encontramos localidades con grandes superficies o volúmenes poblacionales (Fernández-Baca y Fernández Cacho 2010: 247). .

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Localización de la demarcación Doñana -Bajo Guadalquivir. Fuente: Elaboración Propia

II. Características del medio físico

El espacio geográfico

El Parque de Doñana y el Bajo Guadalquivir se caracterizan por terrenos llanos y sosegados, a excepción del límite norte y suroeste, cerca de los municipios de Las Cabezas de San Juan y Sanlúcar de Barrameda respectivamente, donde aparecen algunos cerros. La mitad occidental de la demarcación se corresponde con las marismas del río Guadalquivir, antes de su desembocadura, donde se expanden grandes áreas de regadío (Zoido y Rodríguez 2015: 256). Dentro del Parque Nacional de Doñana se recogen otros tipos de paisaje, como las dunas, modeladas por el viento en localidades como Matalascañas y Mazagón; los cotos, o montes de sabinares, alcornocales y pinares; y numerosas lagunas, como las del Acebuche y Santa Olalla (Rodríguez Fernández 2019; Verdugo 2020: 54-55).

Dunas en la zona de Matalascañas. Fuente: Elaboración propia.

Los materiales son casi en su totalidad sedimentarios, destacando los limos y las arcillas de las marismas. En las suaves lomas del norte y suroeste aparecen además conglomerados, lutitas y calizas. En el extremo oriental, en las tierras más alejadas del curso del Guadalquivir, se documentan, a su vez, rocas sedimentarias propias de llanuras, como margas, areniscas y calizas (Fernández-Baca y Fernández Cacho 2010: 248).

Factores climáticos

Nos encontramos ante un clima mediterráneo subhúmedo de influencia oceánica, con invierno moderados y veranos secos, primordialmente en las zonas costeras; algo más calientes en las áreas de interior. Las brisas marinas tienden a suavizar el clima, con vientos de componente oeste-suroeste a lo largo de todo el año. Según fuentes de la AEMET, la temperatura media anual se sitúa en 17,5ºC. En comparación con otras demarcaciones paisajísticas, la desembocadura del Guadalquivir posee un número medio anual de horas de sol superior, con una insolación media de 3.000 horas.

Por otro lado, en cuanto a la precipitación acumulada se recogen de media 500 mm de agua, siendo noviembre, diciembre y enero los meses más lluviosos. La acumulación de calor en las masas de agua pueden provocar lluvias torrenciales en verano y otoño.


 

Hidrología

El agua es un elemento fundamental en el Bajo Guadalquivir y, especialmente, en el Parque Natural de Doñana, dado que no solo condiciona la imagen e identidad del parque, sino que supone la base de sus ecosistemas. La procedencia de las aguas es diversa: precipitaciones; aguas subterráneas, vinculadas con acuíferos y manantiales; y agua proveniente de arroyos y ríos (Rodríguez Fernández 2019: 92).

En la zona de marismas, en pleno estuario del río Guadalquivir, confluyen otras corrientes fluviales. Por la margen derecha se recogen las aguas de los ríos Ribera de Huelva y Guadiamar, este último procedente del municipio sevillano del Castillo de las Guardas, donde toma camino hasta a Doñana. En la margen izquierda, el Guadalquivir recibe las aguas del Guadalimar, uno de sus principales afluentes. En las marismas desembocan también algunos arroyos como el de las Cañadas, el arroyo del Partido, las Rocinas o los Sotos (García Novo 2011: 57).

No podemos obviar las lagunillas y los humedales de agua dulce que se extienden dentro del Parque, no exentos de amenazas ambientales y de fuertes oscilaciones dado el contraste existente entre los largos periodos de sequia estival y las precipitaciones -cada vez más escasas- de las épocas húmedas.

Vegetación y flora

El tipo de sustrato y la disponibilidad hídrica han sido los factores que más han determinado los ecosistemas de Doñana, permitiendo la expansión de multitud de especies vegetales. Esta biodiversidad, con predominio de la flora mediterránea, la convierten en una de las zonas con más peculiaridades del continente europeo, con un elevado número de especies endémicas, como la Linaria tursica, una pequeña flor que crece en las dunas, o el Onopordum hinojense, un cardo que solo habita en algunos arenales de los bosques.

En las marismas del río Guadalquivir destacan los retamales, la plantas silicicolas, los jarales y los pinares. Estas dos últimos se hayan también dentro de los cotos de Doñana, siendo el pino piñonero uno de los árboles más abundantes del Parque, consecuencia de la política repobladora de los siglos XVIII, XIX y parte del XX para fijar así las dunas móviles. Encontramos, además, encinares, alcornocales, acebuches, barrones, adelfas, sabinares, madroños, romeros, enebros y brezos (Rodríguez Fernández 2019: 123).

La vegetación natural queda un tanto relegada en el sector suroriental, donde existe una mayor concentración poblacional. En esta franja, precisamente, se extienden cultivos de regadío como arrozales y leguminosas (Zoido y Rodríguez 2015: 256).

Fauna

Doñana es uno de los espacios naturales con más biodiversidad de Europa. Las aves son el grupo faunístico predominante, con más de 300 especies registradas, tanto autóctonas como migratorias o pasajeras. En este sentido destacan las golondrinas, que se acercan entre los meses de agosto y septiembre; las pagazas y charranes; los alcatraces y ánsares, provenientes del norte de Europa; así como algunos patos marinos como los frailecillos, las alcas y las pardelas o negrones, que llegan en épocas de lluvias (Hidalgo 2011: 80).

Flamencos en Doñana. Fuente: https://viajar.vozpopuli.com/europa/cuando-ver-flamencos-en-donana/

La mayoría de las aves prefieren los hábitats de salinas y marismas, donde tienen la posibilidad de alimentarse de plancton, limos, crustáceos y peces. En ellas son notorios los cormoranes, las gaviotas y los fumareles. También los flamencos, individuos muy sociales que viven en grandes colonias durante todo el año, si bien prefieren criar en las reservas naturales de las Marisma del Odiel, en Huelva, o en la Laguna de Fuente de Piedra, en Málaga. Entre las rapaces, el águila imperial ibérica, de la que apenas existen unas 10 parejas, es el emblema alado del Doñana.

De igual modo, se documentan más de 50 tipos de mamíferos. La ganadería es una de las actividades económicas de esta demarcación, documentada desde el siglo XIX. Entre los mamíferos autóctonos de la demarcación sobresalen la vaca mostrenca, reconocida por la calidad de su carne, y la yegua marismeña, en peligro de extinción. También es digna de mención la oveja churra lebrijana, que suele pastar en terrenos salinos (Rodríguez Fernández 2019: 128). El lince ibérico es otro de los emblemas de Doñana, cuya conservación se ha convertido en una auténtica preocupación.

En el medio acuático encontramos una amplia biodiversidad. Existen especies migratoria, como la anguila, la liseta, el albur, el busel, el sábalo o el esturión, estos dos últimos, en peligro de extinción. Por otro lado, se encuentran las especies sedimentarias, como el barbo, el cacho, el colmilleja, el pejerrey o la carpa (Fernández-Delgado 2005: 225).

III. Características socioeconómicas

Demografía

El área del Bajo Guadalquivir-Doñana se encuentra poco habitada dada la existencia de marismas, cuyos suelos -empleados en parte con fines agrícolas- dificultan la articulación de asentamientos humanos (Zoido y Rodríguez 2015: 256).

Pese a su escaso volumen poblacional, los núcleos del sector occidental, como Almonte, Hinojos o Villamanrique de la Condesa, han experimentado un crecimiento demográfico desde mediados del siglo XX. Algo similar ha ocurrido en las localidades situadas en la franja oriental, cerca de la Campiña de Sevilla, como Lebrija, Las Cabezas de San Juan o Trebujena (Fernández-Baca y Fernández Cacho 2010: 249).

Atendiendo a los datos del Instituto Nacional de Estadística, los municipios más poblados de 2021 en ubicaban en la provincia de Sevilla: Palacios y Villafranca (38.678 habitantes), Lebrija (27.616 habitantes) y Las Cabezas de San Juan (16.335 habitantes). No obstante, la cabeza comarcal sigue siendo la población gaditana de Sanlúcar de Barrameda, que en 2021 alcanzó los 69.507 habitantes. En la provincia onubense sobresale Almonte, con 24.577 habitantes censados en el mismo año.

Principales actividades económicas

Uno de los principales motores económicos es la agricultura, y es que algunas antiguas marismas fueron aprovechadas en la segunda mitad del siglo XX para el cultivo del arroz. Los arrozales se configuraron en parcelas regulares y amplias que aprovechaban los recursos hídricos del estuario del Guadalquivir, siendo los cultivos de Isla Mayor los más señalados, en Sevilla (Márquez 2005: 231). Por otra lado, en el extremo norte de esta demarcación existen cultivos de regadío (plantas forrajeras, girasoles, algodón), así como agricultura intensiva en invernadero (tomate, fresón, alcachofa, etc.) (Fernández-Baca y Fernández Cacho 2010: 249). Finalmente, en las estribaciones del Parque Nacional de Doñana, en pleno Condado de Huelva, se extienden tierras de viñedos (Villa 2005).

Arrozales en Doñana. Fuente: https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal

 

La ganadería no ha sido una actividad económica especialmente productiva en esta comarca, pero el ganado ovino, vacuno y equino tienen presencia. Mención especial merecen las explotaciones de vaca mostrenca y yegua marismeña como especies autóctonas del Parque Nacional de Doñana (Rodríguez Fernández 2019: 128).

El aprovechamiento forestal del Parque supone también un impulso para la economía local. La recolección y comercialización de la madera de pino para la industria naval, y la producción de carbón vegetal, son sus dos principales vías de salida. La caza mayor y menor ha sido otra actividad practicada en los Cotos de Doñana desde tiempo inmemoriales (Fernández-Baca y Fernández Cacho 2010: 256), como la pesca, tanto en su modalidad de marisma como de almadraba, centrada en la captura del atún rojo a su paso hacia el Estrecho de Gibraltar (Serveto i Aguilló, 2005). Asimismo, desde los siglos XIV y XV se documenta una importante actividad salinera en las marismas de la margen izquierda del río Guadalquivir, generando un característico paisaje (Ménanteau, 2011a; Martínez Castizo, 2005).

Finalmente, desde finales del siglo XX el turismo de naturaleza se ha visto exponencialmente incrementado. Cada vez son más numerosas las empresas que ofrecen visitas guiadas en distintos medios de transporte (todoterrenos, microbuses, caballos) para conocer la geología, la flora y la fauna del Parque Natural.

Profesiones tradicionales

Por una parte, el tratamiento y empleo de la sal para la conservación de los alimentos generó un oficio propio, el de los salineros, históricamente reconocidos en la zona de Doñana y el Bajo Guadalquivir. Las instalaciones de San Isidoro, San Rafael o San Diego se mantuvieron en uso hasta hace apenas 40 años. Hoy, el proceso de abandono puede acabar con uno de los patrimonios más representativos de esta demarcación.

Otra profesión reseñable es la de los navaceros. Los navazos son un cultivo originario de las dunas cercanas a las marismas del Guadalquivir, extendidos entre la desembocadura hasta el municipio gaditano de Rota. Los navaceros u hortelanos eran los encargados de crear estas huertas en las propias arenas, regadas por aguas saladas (Ménanteau 2011b).

La desembocadura del Guadalquivir en el océano Atlántico supone que, inevitablemente, hablemos de oficios vinculados a los recursos del mar. Entre ellos se encuentran los coquineros, centrada en la recolección de pequeños moluscos ubicados en los litorales onubense y gaditano, como coquinas, berberechos y almejas (Caballero Bonald, 2011). Cabe señalar también a los riacheros, los pescadores de agua dulce que capturan pequeños crustáceos (camarones o anguleras) en las marismas del Guadalquivir, justo antes de desembocar en el océano (Mendicutti 2011)

Coquinero en las playas de Doñana. Fuente: https://www.huelvainformacion.es/provincia/Donana-caladero-restringido-marisqueo-coquina_0_1284471885.html

  IV. BIBLIOGRAFÍA

  • CABALLERO BONALD, J. M. (2011): “Coquineros”. En RUBIALES, J. (Coord). El Río Guadalquivir. Volumen II. Sanlúcar de Barrameda: del mar a la marisma, Consejería de Obras Públicas y Vivienda de la Junta de Andalucía, Sevilla, pp. 393.

  • FERNÁNDEZ-BACA CASARES, R. y FERNÁNDEZ CACHO, S. (2010): Paisajes y patrimonio cultural en Andalucía: tiempo, usos e imágenes, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Sevilla.

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  • MARTINEZ CASTIZO, D. (2005). “El paisaje salinero de Doñana. Las instalaciones salineras de las Marismillas: San Isidoro, San Rafael y San Diego”. En GARCÍA NOVO. F. y MARÍN CABRERA, C. (Eds): Doñana: agua y biosfera. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, pp. 131-157.

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  • MÉNANTEAU, L. (2011b): “Los navazos y los hortelanos de las arenas”. En RUBIALES, J. (Coord). El Río Guadalquivir. Volumen II. Sanlúcar de Barrameda: del mar a la marisma, Consejería de Obras Públicas y Vivienda de la Junta de Andalucía, Sevilla, pp. 348-349.

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  • VERDUGO SANTOS, J. (2020): “Patrimonio y territorio: los recursos patrimoniales de Doñana y Bajo Guadalquivir. Hacia un aprovechamiento sostenible”. En GONZÁLEZ MADRID, R. (Eds.): Doñana y su entorno como zona patrimonial. Visibilia. Patrimonio Cultural Andaluz, Sevilla, pp. 31-57.

  • VILLA DÍAZ, A. (2005): “El cultivo del viñedo, patrimonio y recurso en los municipios del Condado de Huelva que pertenecen a la Reserva de la Biosfera de Doñana”. En GARCÍA NOVO. F. y MARÍN CABRERA, C. (Eds): Doñana: agua y biosfera. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, pp. 239-256.

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