Vega del Guadalquivir
I. LOCALIZACIÓN
La Vega del Guadalquivir es una demarcación paisajística que forma un pequeño paso entre las suaves pendientes de Sierra Morena, al norte, y los sosegados terrenos de las campiñas jienense, sevillana y cordobesa, al sur (Fernández-Baca y Fernández Cacho 2010: 621). En sentido horizontal, se extiende desde la provincia de Jaén, por su lado occidental, a lo ancho de las provincias de Córdoba y Sevilla.
Esta estrecha llanura destaca por sus paisajes urbanizados combinados con cultivos de regadío. Córdoba es considerada la capital de la Vega, puesto que tanto la ciudad como su término municipal se desarrollan de manera prácticamente lineal en relación con el curso del río Guadalquivir. Asimismo, existen otras localidades de especial relevancia como Andújar, a caballo entre la Campiña y la Vega, dentro en la provincia de Jaén; Montoro y Palma del Río, en Córdoba; y las sevillanas Lora del Río y Brenes, por citar algunos ejemplos.

Mapa Vega del Guadalquivir. Fuente: Elaboración Propia
II. Características del medio físico
El espacio geográfico
La Vega del Guadalquivir cuenta con un paisaje predominantemente llano, sin pendientes reseñables, a excepción de algunas zonas septentrionales en las que la depresión del Guadalquivir entra en contacto con Sierra Morena, dentro de las provincias de Córdoba y Jaén. Hacia el sur, se aprecia una suave transición hacia los terrenos de Campiña.
Los materiales más abundantes son de carácter sedimentario, propios de las inmediaciones fluviales, como arenas, limos y arcillas, acompañados de gravas y cantos rodados (Fernández-Baca y Fernández Cacho 2010: 622). Se trata de suelos fértiles, muy aptos para fines agrícolas; unas circunstancias bien aprovechadas a lo largo de la historia y que, desde finales del siglo XX, se han reforzado aún más gracias a las políticas agrarias nacionales y europeas (Zoido y Rodríguez 2015: 131).
Factores climáticos
En la Vega se viven veranos extremadamente cálidos e inviernos suaves, siendo estos más fríos en la parte oriental de la demarcación. Según fuentes de la AEMET, la temperatura media de la depresión del Guadalquivir oscila entre los 15ºC y 17ºC, con una insolación térmica de unas 2.800 horas de sol, similar a la de la Campiña.
Este clima, típicamente mediterráneo, se caracteriza por precipitaciones irregulares y de baja intensidad, a lo que se suman habituales periodos de sequías. La Agencia Estatal de Meteorología indica que la precipitación acumulada se sitúa en torno a los 200 mm, a excepción de la zona septentrional, la más próxima a Sierra Morena, donde se llegan a registrar 300 mm de lluvia por metro cuadrado. En ciertas áreas, la existencia de vientos húmedos de procedencia atlántica favorece la aparición de mayores precipitaciones (Zoido y Rodríguez 2015: 133).
Hidrología
El río Guadalquivir es el elemento articulador de esta demarcación paisajística, dibujando a su paso grandes meandros, como el que realiza en el municipio de Montoro (Córdoba), declarado Lugar de Interés Comunitario (LIC) e inserto en la Red Natura 2000 como Zona Especial de Conservación (ZEC).
Meandro del río Guadalquivir a su paso por Montoro (Córdoba). Fuente: Web Turismo de Montoro
A su llegada a la provincia cordobesa, el Guadalquivir recibe, por su margen derecha, los aportes de varios afluentes, como el Guadalmellato, el Guadiato, el Bémbezar y el Retortillo, mientras que por la orilla izquierda hacen lo propio los ríos Guadajoz y Genil.
Mención especial merecen algunos embalses cordobeses, como el del Guadalmellato, con una capacidad de 147 hm3, una importante fuente de agua para los cultivos de la margen derecha del Guadalquivir (Aroca, Rojo y Muñoz 2015: 39). Con una capacidad similar se sitúa el embalse de Arenoso, en Montoro, regado por las aguas del afluente homónimo. Continuando el curso del Guadalquivir, nos encontramos en el término municipal de Córdoba el embalse de Rafael de Navallana, o el de la Breña, en la localidad de Almodóvar del Río, el de mayor superficie de la Vega cordobesa.
El gran número de embalses registrados en las provincias de Jaén y Córdoba, confronta con la escasez de pantanos existentes en Sevilla. Uno de los pocos que podemos resaltar es el embalse de José Torán, en el municipio de Lora del Río, con una capacidad de 100 hm3.
Vegetación y flora
Los procesos de antropización acaecidos durante siglos en la Vega del Guadalquivir han provocado que apenas exista vegetación natural más allá de las zonas ribereñas, donde se documentan álamos blancos, chopos, olmos y sauces. De igual manera, en los sectores más cercanos a Sierra Morena aparecen poblaciones de encinas y alcornoques (Fernández-Baca y Fernández Cacho 2010: 623).
Las características climáticas, los recursos hídricos, la fertilidad de los suelos y las peculiaridades del relieve, han hecho que prácticamente la totalidad de la Vega quede ocupada por tierras de cultivo, con plantaciones de trigo, algodón, remolacha, maíz y girasol. No obstante, el principal cultivo es, una vez más, el olivar, seguido de los viñedos, frutales y cítricos como el naranjo (Zoido y Rodríguez 2015: 133).
Fauna
En la Vega existen especies características de ecosistemas fluviales, como la nutria y diversos tipos de anfibios y reptiles. También se registra una amplia variedad de peces, entre los que destacan la lamprea marina, el esturión y el salinete.
De igual manera, pese a que gran parte de las aves avistadas en esta demarcación son más propias de humedales, se ha comprobado la presencia de algunas rapaces (Consejería de Medioambiente Junta de Andalucía, 2015).
La definición de la Vega como límite natural entre Sierra Morena y el Parque Nacional de Doñana, supone igualmente un espacio de tránsito para el lince ibérico, favoreciendo así la preservación de esta especie en peligro de extinción.

III. Características socioeconómicas
Demografía
A diferencia de otras zonas rurales de Andalucía, los municipios ubicados en la Vega del Guadalquivir no han sufrido importantes procesos de recesión demográfica, debido, en cierta medida, a la intensa actividad agrícola y al consecuente incremento de las rentas. Estas circunstancias han motivado la creación de infraestructuras viales y de telecomunicaciones, así como áreas industriales y comerciales que facilitan el día a día de sus habitantes (Zoido y Rodríguez 2015: 133).
Vista de Almodóvar del Río (Córdoba). Fuente: https://turismovalledelguadalquivir.es/almodovar-del-rio/
Buena parte de los municipios situados en la depresión del Guadalquivir, concretamente entre la localidad jienense de Andújar y la sevillana de Alcalá del Río, poseen una población comprendida entre los 5.000 y 20.000 habitantes (Fernández -Baca y Fernández Cacho 2010: 623).
Sin contar con la población de Córdoba capital (unos 320.000 habitantes en el año 2022), según fuentes del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021 los municipios más poblados de esta demarcación eran Palma del Río (20.910 habitantes) y Lora del Río (18.578 habitantes).
Principales actividades económicas
La agricultura es la base de la actividad económica. La mayor parte de los cultivos son de regadío, sistema introducido en las últimas décadas, cuya producción se focaliza en el naranjo, el algodón, la remolacha y el girasol. También siguen existiendo áreas dedicadas tradicionalmente al cultivo de secano de cereales y el olivar, pero lo cierto es que el regadío adquiere terreno cada día.
Naranjos en Lora del Río (Sevilla). Fuente: https://quivirinformacion.es/lora-acoge-la-presentacion-del-aforo-de-produccion-de-citricos-para-la-proxima-campana/
La utilización de algunos de estos cultivos para la confección de piensos ha generado una industria agroalimentaria de cierta entidad a nivel peninsular. Muchos de estos piensos son empleados en las ganaderías del Valle Medio del Guadalquivir, que, si bien no cuentan con el peso alcanzado por otras ganaderías andaluzas, destacan por sus explotaciones bovinas (Fernández-Baca y Fernández Cacho 2010: 629).
La actividad industrial tiene escasa presencia, a excepción de ciertos municipios del este de Córdoba, como Villa del Río, Montoro y Pedro Abad, donde se ubican industrias madereras dedicadas a la fabricación de muebles e industrias agroalimentarias centradas en la aceituna. En las localidades colindantes con la provincia de Jaén existen también fábricas textiles y alfareras (Fernández-Baca y Fernández Cacho 2010: 629).
La riqueza cultural, arqueológica y paisajística de la Vega ha provocado que el turismo se convierta en un auténtico motor económico. Si bien cada vez son más habituales los visitantes del medio rural, la capitales de provincia siguen siendo los principales reclamos turísticos de la demarcación.
Profesiones tradicionales
Dado que la agricultura supone la base de la economía regional, muchas de las profesiones y oficios tradicionales de la Vega adquieran connotaciones agrarias.
Molinos hidráulicos en Córdoba. Fuente: Fototeca del Patrimonio Histórico. Autor: J. Laurent
Como comprobábamos en la Campiña y en la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, la presencia de molinos, aceñas y batanes en las orillas del Guadalquivir y sus afluentes es muy habitual. La posibilidad de activar las muelas hidráulicamente, favoreció la producción de harinas, pero también la capacidad de golpear paños de tela o la de confeccionar pasta de papel. Algunos de estos molinos han sido perfectamente estudiados en Córdoba y los municipios colindnates (Córdoba de la Llave 1999: 228; 2008). Los encargados de mantener estas construcciones fueron los molineros, habituados a trabajar en entornos húmedos. Era una actividad dura, que demandaba estar constantemente pendiente del abastecimiento de materias primas, los flujos de agua y el funcionamiento de las piedras de moler.
IV. BIBLIOGRAFÍA
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