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Sierra de Cazorla, Segura y
Las Villas

I. LOCALIZACIÓN

En la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, en medio de agrestes montañas y bosques escasamente antropizados y habitados, nace el río Guadalquivir, elemento articulador de buena parte del paisaje andaluz.

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Mapa de la demarcación de Sierra de Cazorla, Segura y las Lomas. Fuente: Elaboración propia.

Estas comarcas se sitúan en el sector más oriental de la provincia de Jaén, coincidiendo físicamente con Sierra Morena, al oeste, y con las Cordilleras Béticas que recorren el territorio andaluz desde el noreste hasta el sudoeste. Por su parte, los límites políticos de esta comarca jienense vienen definidos por la provincia de Granada, en su flanco oriental; la provincia de Albacete, al este; y Ciudad Real, como límite norte.

Pese a tratarse de una comarca poco poblada, aparecen multitud de pequeñas localidades, entre las que destaca Cazorla, el municipio con mayor población de esta serranía. Las localidades de Huesa, Quesada o Hinojares marcan el límite meridional de la región, así como Santiago de la Espada lo hace en el extremo oriental. Asimismo, destacan Villarrodrigo o Siles en el frente septentrional, a escasos kilómetros de Beas de Segura y Villanueva del Arzobispo, las cuales establecen los límites occidentales de esta demarcación geográfica.

II. Características del medio físico

El espacio geográfico

El espacio geográfico de estas comarcas está bien definido por dos elementos naturales: el nacimiento y transcurso del río Guadalquivir; y la sierra.

Su medio físico se caracteriza por la existencia de terrenos montañosos y salvajes, condicionados por una orografía abrupta, con un gran número de picos que superan los 1.000 metros de altitud, como son los casos del Cerro de las Empanadas, el Cerro de las Cabañas y l Cerro de Las Cabrillas. No obstante, el abrupto paisaje de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas contrasta con la existencia de profundos valles surgidos en torno al río Guadalquivir (Alfonso 2004: 30).

Los materiales predominantes en estas serranías jienenses son de naturaleza sedimentaria, destacando las arcillas, calizas, margas y areniscas en el primer tramo del río Guadalquivir y buena parte de la sierra.


 

Factores climáticos

La climatología de este sector nororiental de Andalucía se caracteriza por inviernos fríos y veranos suaves, con temperaturas medias que oscilan entre los 11 y los 15 grados centígrados. En cuanto a la insolación media anual, la zona suroccidental se distingue por una media de 2.800 horas de sol al año, mientras que el sector nororiental cuenta con un número menor, en concreto, 2.500 horas solares.

Algo similar ocurre con las precipitaciones medias anuales, las cuales difieren según en el sector seleccionado. En particular, la zona oriental registra una media anual de 400 mm, una cifra bastante más reducida que la del sector occidental, donde se reconocen unos 1.500 mm (Fernández-Bacas y Fernández Cacho 2010: 546).


 

Hidrología

El río Guadalquivir nace en las inmediaciones del municipio de Cazorla. Durante sus primeros kilómetros de transcurso, hasta llegar al embalse del Tranco de Beas, toma un recorrido con dirección suroeste-noreste, fuertemente definido por la Sierra de Cazorla de Segura y las Villas. Tras superar el municipio de Villanueva del Arzobispo, el río realiza un meandro en su recorrido, a partir del cual cambia su dirección, tomando sentido noroeste-suroeste. Esta será la ruta que tome hasta prácticamente su desembocadura en el Océano Atlántico, atravesando extensas zonas de olivar.

A partir del municipio de Villanueva del Arzobispo, el Guadalquivir altera su morfología y comienza a ser un río de gran entidad. Precisamente, en este sector aumenta considerablemente su caudal gracias a los aportes de dos importantes afluentes: el Guadalimar y el Guadiana Menor (Araque 2008: 17).

El sector nororiental de la provincia de Jaén no destaca únicamente por el nacimiento del antiguo Baetis, sino que por él discurren varios afluentes del río Segura, otro de los principales ríos del sur peninsular, así como los ríos Huéscar, Castril y Guadalevín.

Por otra parte, la cuenca del Alto Guadalquivir cuenta con multitud de pantanos, presas y embalses que almacenan las aguas con fines económicos, sociales y/o naturales. Durante la primera mitad del siglo XX, se edificaron varios de ellos siguiendo la estela del río. Precisamente en 1945 se llevó a cabo la construcción del embalse del Tranco de Beas, en plena Sierra de Cazorla. Este pantano, con 500 hm3 de capacidad y 93 metros de altura, pretendía suministrar las extensas áreas de olivar que se extendían por esta comarca jienense (Argüelles y Saura 2008: 327).

 

Embalse del Tranco de Beas. Fuente: Espacios Naturales de Andalucía (www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal/web/ventanadelvisitante)


 

En el límite de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, a escasos kilómetros de la Puerta de Segura, fue también construido en el año 1969 el embalse de Guadalmena, a orillas del río homónimo (Argüelles y Saura 2008: 328).


 

Vegetación y flora

La cabecera del río Guadalquivir es a su vez un territorio de excepcional valor biológico gracias, entre otro motivos, a su baja densidad de población, la fertilidad del suelo y el papel marginal de la ganadería y la agricultura.

El Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas cuenta con una vegetación muy variada, distinguiéndose -según el tipo de árbol predominante- hasta siete clases de bosques, dentro de los cuales destacan los encinares, presentes en las cotas más bajas y aprovechados durante generaciones para sustraer madera, carbón y leña. Sobresalen igualmente los quejigares, compuestos por quejigos, robles y arces.

Otra de las imágenes más características de esta serranía queda definida por el paisaje de pinares, fruto de las sucesivas repoblaciones que ha sufrido el parque desde el siglo XVIII. Mención especial merecen también los roquedos, los avellanares, los sabinares o los enebrales (Jordano 2008: 88-92).


 

Fauna

No podemos pasar por alto la diversidad faunística existente en este Parque Natural. Los bosques de Cazorla, Segura y las Villas cuentan con más de 140 especies de aves, sobresaliendo rapaces como el águila real, el águila perdicera o el halcón común o peregrino. Además se han documentado más de 30 clases de mamíferos, muchos de ellos extintos en siglos pasados, como son los casos del oso pardo, el lobo, el corzo y el quebrantahuesos (Jordano 2008: 92).

Halcón peregrino en la Sierra de Cazorla. Fuente: Wikimedia.org. Autor: Demecalle (2015).

Encontramos también 17 tipos de reptiles, con especies autóctonas como la lagartija de Valverde. En cuanto a los peces, los ríos ubicados en el sector noroccidental de Jaén acogen un importante número de truchas comunes, truchas arcoíris y barbos (Alfonso 2004: 31). Más complejo resulta determinar la cantidad de invertebrados presenten en los bosques de alta montaña, aunque podemos mencionar la existencia de multitud de ejemplares de saltamontes, mariposas diurnas y escarabajos.

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III. Características socioeconómicas

Demografía

Como advertimos, las localidades de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas se encuentran escasamente pobladas, ya que desde hace algunas décadas la comarca se encuentra en regresión. En el año 2021 apenas unas cuentas poblaciones superaban los 5.000 habitantes según fuentes del Instituto Nacional de Estadística (INE), como Cazorla (7.248 habitantes), Peal de Becerro (5.325 habitantes) o Quesada (5.161 habitantes).

Se trata, por otra parte, de municipios de pequeño tamaño, a excepción de las localidades de Santiago-Pontones y La Puebla de Don Fabrique, con una superficie ligeramente superior a los 500 km2.


 

Principales actividades económicas

La actividad económica de estas sierras se centra en la explotación de sus propios recursos naturales, como la madera, el carbón o las plantas aromáticas. La agricultura y la ganadería -sobre todo ovina y caprina- son otros de los motores económicos de estas comarcas. Asimismo, el olivar es el primordial cultivo. Existen igualmente cultivos de secano, en especial cereales, que, pese a haber menguado su producción en los últimos años, tienen notoriedad en municipios como Santiago-Pontones, Génave, Villarrodrigo y Segura de la Sierra (Fernández-Bacas y Fernández Cacho 2010: 552).

La extracción de aceitunas y cereales promovió durante generaciones la manufactura de otros alimentos; por ello, es normal encontrar en la Sierra de Cazorla edificios dedicados a la molienda del cereal y el prensado de la aceituna. Se trata de un motor económico aún activo, si bien en la actualidad la transformación de estos productos se realiza mayormente en otros ámbitos geográficos (Fernández-Bacas y Fernández Cacho 2010: 547).


 

Cicloturismo en el Parque de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Fuente: Espacios Naturales de Andalucía (www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal/web/ventanadelvisitante)

Por otra parte, en las últimas décadas el turismo se ha convertido en una actividad económica de cierta relevancia. Gracias a la declaración en el año 1986 de Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, las infraestructuras turísticas se han ido incrementado; más aún, las centradas en el turismo activo de naturaleza y deportes al aire libre. Esta situación ha favorecido la creación de empleo local y el crecimiento de las rentas. En esta línea, otro de los impulsos económicos de la zona ha sido el turismo vinculado a la caza y la pesca fluvial, si bien estas actividades suelen producir un alto impacto medioambiental, incidiendo en la biodiversidad del Parque.

Profesiones tradicionales

Hasta principios del siglo XX, la práctica del transporte de maderas a través del río Guadalquivir y sus afluentes era frecuente en la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas. Esta actividad generó una profesión propia: los pineros. Estos trabajadores fueron los encargados de transportar la madera por el río Guadalquivir desde su nacimiento hasta los astilleros situados en Sevilla y Cartagena. Sus condiciones laborales eran complejas, ya que se exponían a los obstáculos y peligros generados por el propio río (Arranque 2016).

Esta actividad se extendió notablemente desde el siglo XVIII, si bien, con motivo de la construcción de la Real Fábrica de Tabacos en Sevilla, el transporte fluvial de maderas incrementó su demanda. Con la llegada del tren en el siglo XIX, el transporte de madera por río comenzó su declive (Arranque 2016).

Pineros conduciendo la madera (Arranque 2016)

Algo similar ocurrió con las salinas. La explotación de las sales procedentes de la evaporación del agua acumulada en distintas balsas de las serranías jienenses era una actividad presente y documentada desde el periodo andalusí, la cual se fue abandonando a partir de la década de los años 30 del siglo pasado (Fernández-Bacas y Fernández Cacho 2010: 553).


 

IV. BIBLIOGRAFÍA

  • ALFONSO, C. (2004): “Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas: cuna del Guadalquivir”. Ambienta: Revista del Ministerio de Medio Ambiente, nº 33, pp. 30 – 31.

  • ARGÜELLES, A. y SAURA, J. (2008): “Presas y pantanos en el ámbito de la confederación hidrográfica del Guadalquivir”. En RUBIALES, J.(Ed.): El Río Guadalquivir, Junta de Andalucía, Sevilla, pp. 511-525.

  • ARRANQUE JIMÉNEZ, E. (2008): “El río primero”. En RUBIALES, J.(Ed.): El Río Guadalquivir, Junta de Andalucía, Sevilla, pp. 511-525.

  • ARRANQUE JIMÉNEZ, E. (2016): Los últimos pineros: el transporte fluvial de madera desde las Sierras de Segura y Cazorla (1894 – 1950), Universidad de Jaén, Jaén.

  • FERNÁNDEZ-BACA CASARES, R y FERNÁNDEZ CACHO, S. (2010): Paisajes y patrimonio cultural en Andalucía: tiempo, usos e imágenes, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Sevilla.

  • Instituto Nacional de Estadística (2021): Cifras oficiales de población resultantes de la revisión del Padrón Municipal a 1 de enero, Madrid. Recuperado de: INEbase / Demografía y población /Padrón. Población por municipios /Cifras oficiales de población de los municipios españoles: Revisión del Padrón Municipal / Resultados

  • JORDANO BARBUDO, P. (2008): “La cabecera del Guadalquivir: Cazorla”. En RUBIALES, J.(Ed.): El Río Guadalquivir, Junta de Andalucía, Sevilla, pp. 511-525.

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